Cuidado con los parones

No quiero ser cenizo, ni mucho menos, pero siempre es una incógnita el cómo afecta a un equipo un parón de una semana. Cabe esperar que el CAI después de estos siete días en los que no se ha ejercitado vuelva con las mismas ganas, la misma ilusión y retome su ritmo poco a poco. Pero lo que sí que es cierto es que las vacaciones no llegaban en el mejor momento. El resto de rivales tenían todo a ganar y los rojillos tienen mucho a perder con este parón.
No tiene por qué afectar, y los de Segura demostrarán el viernes si les ha venido bien el descanso, pero el equipo estaba en una dinámica fenomenal que no convenía tocar. Mientras, sus adversarios atravesaban momentos de dudas, de derrotas, y estos días les habrán venido bien para reflexionar y tratar de corregir errores.
Lo que nadie duda es la profesionalidad de los chicos de Segura. De hecho, ayer llegaron todos (menos el viajero Quinteros que se ha incorporado hoy) y el buen ambiente volvió a reinar sobre el parquet del Príncipe Felipe. Así da gusto. Y con ese gran momento rojillo casi ningún equipo puede superarle. Por eso, quizá sea más peligroso un parón de siete días que el oponente del viernes. Y por eso digo todo esto.
Eso sí, mi deseo es que no ocurra nada de lo expuesto.