8 de noviembre de 2007

Que acabe bien lo que empezó mal


Desde luego este año el CAI está gafado con su autobús. Si en San Sebastián se estropeó no sé que bomba, ayer al llegar a Santander tuvieron un nuevo percance en forma de impacto contra un andamio. El resultado, un buen susto y una luna rota. Sólo cabe esperar que acabe bien lo que ha empezado un poquito mal.



Que nadie piense en lo de la mala suerte, que eso es con los espejos, pero lo del equipo con sus viajes es de analizar. La expedición entraba en la capital cántabra al filo de las ocho de la tarde. Esta vez el hotel es uno muy céntrico, ubicado en una calle estrecha. Pero el autocar debe llegar hasta la puerta y accedió por la vía correspondiente. Lo que no se sabía es que por esa calle actualmente no está permitido que circulen vehículos de grandes dimensiones porque hay una casa en obras, con un andamio en la acera. Pues con ese andamio, que estaba en plena curva se topó el bus del CAI. Un fuerte golpe, vaya susto y una luna del lado derecho rota. Menos mal que el autocar tiene doble cristal y sólo se rompió el exterior y no el interior.


Bueno, el equipo ya está en sus aposentos, todos bien, incluido un Victor con la mano dolorida, pero que entró en el hotel escuchando su música favorita y casi bailándola. Un buen síntoma. Los demás, risas e incredulidad por el incidente y a descansar que mañana por la mañana hay sesión de trabajo y por la tarde un partido muy importante.